Una lectura feminista del Libro V de La República

Escrito por: Paula Katherine Lozano Molina

Una lectura feminista del Libro V de La República

Con frecuencia el Libro V de La República de Platón es considerado una propuesta feminista porque reclama (moderadamente) derechos de las mujeres. Sin embargo, la filósofa y feminista Julia Annas está en contra de esta interpretación ya que considera que el interés de Platón no era hablar de los derechos de las mujeres sino de su contribución al Estado perfecto. Los argumentos de Platón no deben entenderse como feministas porque, aunque parecen revolucionarios, el marco de la discusión apunta a que las mujeres no son tan buenas como los hombres, que hay ocupaciones (como la cocina y las labores de cuidado) para las que las mujeres son más aptas, se las obliga a reproducirse para generar a los mejores guerreros para el Estado y, si bien busca abolir la familia nuclear tradicional, las nodrizas del Estado perfecto son mujeres.

1. Contexto

Al inicio del Libro V de La República, Adimanto acusa a Sócrates de evitar entrar en detalles respecto a cómo sería la comunidad en el Estado ideal, más específicamente, respecto a los niños y las mujeres. Glaucón y Trasímaco estuvieron de acuerdo con que no iban a dejar continuar a Sócrates con la argumentación hasta que se resolviera este problema de convivencia con las mujeres, la procreación y la educación de los niños. Sócrates accede a responder a estos problemas animado por Glaucón, entonces pregunta si los perros y las perras deben participar en la vigilancia o si las perras deben quedarse en casa mientras los perros cargan con todo el trabajo.  Glaucón contesta “deben hacer todo en común, excepto que las tratemos a ellas como más débiles y a ellos como más fuertes” (451e). Acto seguido, Sócrates pregunta si pueden emplear a los perros y a las perras por igual sin darles el mismo alimento y el mismo entrenamiento. Glaucón responde que no. 

El ejemplo de los perros y las perras es usado por Sócrates para poder decir que las mujeres deben recibir la misma educación en gimnasia y música que los hombres si van a ser guardianas. Puntualmente, Sócrates dice “Por consiguiente, también a las mujeres debe ofrecérseles la enseñanza de ambas artes, así como las que conciernen a la guerra y debe tratárselas del mismo modo que a los hombres” (452a). Sin embargo, para los demás esto suena ridículo porque eso implicaría ver a las mujeres desnudas ejercitándose en la palestra.

            Es entonces cuando nace la pregunta y se abre el debate sobre si la naturaleza femenina puede compartir con la naturaleza masculina todas las tareas o si unas sí y otras no, y si estas están relacionadas con la guerra (453a). Glaucón inicia el debate diciendo que hay diferencias entre la naturaleza de hombres y mujeres y, como ya habían aceptado que cada uno debe realizar solo una tarea acorde a su naturaleza en 369a – 370c, Sócrates plantea dudas sobre si sería contradictorio decir que los hombres y las mujeres tienen naturalezas distintas y si, aun con estas diferencias pueden ejecutar las mismas ocupaciones(453d). Sócrates propone revisar cuál es la diferencia entre la naturaleza de los hombres y las mujeres para saber si es realmente distinta, pues considera que, por ejemplo, “un médico y una médica que cuentan con un alma de médico tienen la misma naturaleza” (454d), mientras que un médico y un carpintero sí tienen naturalezas distintas.

Sobre la lectura del 454d, debemos decir además, que la experta en estudios clásicos, Sarah B. Pomeroy, en su artículo “Plato and the Female Pysician (Republic 454d)”  pone en evidencia cómo el sesgo de género de los traductores y críticos les impide ver el argumento general de Platón frente a la naturaleza de las almas, ya que proponen traducciones en donde omiten partes esenciales del argumento porque no creen que Platón pudiera escribir que las mujeres son igual de aptas para la medicina o para hacerse cargo de las labores del Estado, basándose en que a ellos mismos les parece un absurdo. Al mismo tiempo, ese mismo sesgo de género perjudica la lectura adecuada de los argumentos del principio del Libro V, imposibilitando la comprensión de las características de la comunidad que debe existir en este Estado perfecto. 

            Para continuar con el argumento, Sócrates y los demás concluyen diciendo que “no hay ninguna ocupación entre las concernientes al gobierno del Estado que sea de la mujer por ser mujer ni del hombre en tanto hombre, sino que las dotes naturales están similarmente distribuidas entre ambos seres vivos, por lo cual la mujer participa, por naturaleza, de todas las ocupaciones, lo mismo que el hombre; solo que, en todas, la mujer es más débil” (455d-e). Con esto aceptan que los hombres y las mujeres deben recibir la misma educación en cuanto a música y gimnasia para ser guardianes y que, así como hay hombres que son aptos para la música y otros para la medicina, eso mismo debe decirse de las mujeres, que hay unas aptas para la música y otras para la medicina. De la misma manera, algunas mujeres serán aptas para la guerra y por ello podrán ser guardianas, aunque, según ellos, hay que tener paciencia con las mujeres que decidan emprender el camino de ser guardianas porque seguramente les costará más.

            A partir de esto, Sócrates dirá que, al igual que los hombres guardianes, estas son las mejores mujeres del Estado, por lo “que estas mujeres deben ser comunes a estos hombres, ninguna cohabitará en privado con ningún hombre; los hijos, a su vez, serán comunes, y ni el padre conocerá a su hijo ni el hijo al padre” (457d), con el fin de que la unión de estos reproduzca una raza perfecta, imponiendo al mismo tiempo algunas reglas sobre el periodo de lactancia de las madres, la crianza común para los hijos del Estado, el cuidado de estos niños por nodrizas (mujeres), el periodo en el que deben reproducirse los guardianes (las mujeres de los veinte a los cuarenta años y los hombres hasta los cincuenta y cinco años) y, por último, la permisión de unirse con quien quieran una vez hayan abandonado la edad de procrear.

2. Lectura feminista

Aunque parece que todo el argumento de Platón es progresista, muy adelantado para su época e incluso (para algunos) feminista debido a que dice que las mujeres deben tener la misma educación que los hombres, al igual que pueden acceder a cargos como el de médico o guardián y, además, que la familia nuclear debe ser abolida por una de crianza común a cargo del Estado, Julia Annas en su artículo “Plato’s “Republic” and Feminism” dice que es un error pensar que Platón es el primer feminista y que sus argumentos son irrelevantes para el debate contemporáneo.

            El problema que Platón plantea sobre las actividades que las mujeres pueden hacer aparece en 455b-d, no es un argumento feminista porque Platón después dice “Hay, por lo tanto, una misma naturaleza en la mujer y en el hombre en relación con el cuidado del Estado, excepto en que en ella es más débil y en él más fuerte” (456a), es decir, los hombres superan a las mujeres en todo, entonces no hay algo que la mujer pueda hacer que no lo haga mejor un hombre, excepto cosas como cocinar, que según Platón (a través de Glaucón) sí hace mejor una mujer. Según Annas, una feminista actual no debería decir que estos argumentos son feministas porque la literatura feminista ha visibilizado que lo que en La República son trabajos “adecuados para las mujeres”, en realidad son todas las labores de cuidado que el patriarcado siempre ha asignando a las mujeres y que estos trabajos son usualmente mal pagados o impagos, carecen de estatus por lo que son invisibilizados por la sociedad, y no se les considera un trabajo sino un deber. Platón excluye a los hombres de esos trabajos cuando supuestamente se está preocupando por defender que los hombres y las mujeres deberían compartir todos los roles en el Estado. En ese sentido, podemos ver que no hay una preocupación real por los derechos de las mujeres y, por lo mismo, no debería decirse que estos pasajes son feministas.

Annas añade que, como el objetor (Glaucón) solo se preocupa porque las mujeres no ocupen puestos que ocuparía mejor un hombre, como ser médico o guardián, Platón da herramientas para que esto pueda ser aceptado; sin embargo, estas herramientas tampoco son feministas. El argumento aparece en 455b, cuando Sócrates le dice a Glaucón que hay hombres que son dotados y otros que son poco dotados, a estos últimos se les dificulta mucho más aprender y ejecutar las tareas. Aunque parece que Platón está señalando algo obvio, a saber, las diferencias entre hombres con aptitudes para diferentes cosas en mayor y menor medida, Annas señala que luego dice en 455c “¿conoces alguna de las actividades que practican los seres humanos donde el sexo masculino no sobresalga en todo sentido sobre el femenino?”, lo que significa que aun un hombre poco dotado en una actividad será mejor que una mujer dotada.

Esto resulta problemático porque siempre han habido argumentos que favorecen las diferencias sexuales, incluso hoy en día hay grandes controversias sobre si hay o no diferencias cognitivas entre sexos; sin embargo, las diferencias cognitivas no son las únicas que buscan ser argumentadas por la ciencia ni por los hombres. Annas dice que con estas diferencias en mente Platón debió pensar en diferentes tipos de educación para que fuera apropiado según la capacidad de inteligencia de cada uno (Annas, p. 309), pero no lo hizo. Sin embargo, actualmente sabemos que la razón por la que, por ejemplo, a los hombres se les paga igual sean dotados o no, mientras que una mujer no puede tener el mismo salario que un hombre, no tiene que ver con que el sexo masculino sobresalga cognitivamente sobre el femenino, sino que tiene que ver con una cosa: el patriarcado y cómo funcionan argumentos como este para reforzarlo y cómo hay hombres que todavía apelan a estas supuestas naturalezas que hacen radicalmente distintos a hombres y mujeres para conseguir el mismo efecto que Platón. 

El siguiente punto de Annas es que en La República “el argumento no se basa y no hace referencia a deseos o necesidades de las mujeres” (Annas, p. 311). Según la autora, Platón cancela la familia nuclear y le da trabajo a las mujeres con el motivo de que el hombre sea liberado de ser el sostén económico de la familia y, también, por utilidad para el Estado, mas no porque a las mujeres se les niegue sin razón oportunidades que sí están abiertas para los hombres. Sin embargo, Platón argumenta de esta forma para ser consecuente con su argumento de 456c en donde dice “no hicimos, pues, leyes imposibles o que fueran meras expresiones de deseos, puesto que implantamos la ley conforme a la naturaleza: sino que más bien lo que se hace hoy en día es de hecho contra naturaleza, según parece”. Para Annas, esta configuración de lo que es natural y lo que se hace contra naturaleza responde al argumento de que las naturalezas iguales deben hacer las mismas cosas, pero no es a favor de las mujeres, sino para haya coherencia entre sus argumentos sobre que cada persona debe dedicarse solo a una cosa con base a su naturaleza y cómo debe estar organizada la comunidad en el Estado ideal.

Harry Lesser en su artículo “Plato’s Feminism” le hace una réplica a Annas en este punto con ayuda de una cita del Libro VII en donde Sócrates dice “La ley no se refiere a hacer que una clase sea especialmente feliz, sino a garantizar el bienestar de la comunidad en su conjunto” (520). En mi opinión, Lesser no entendió que el punto de Annas no es que las mujeres debían obtener derechos para que fueran felices ni para beneficiarlas por encima de la comunidad, sino que necesitaban esos derechos porque se les negaban (niegan) ciertas oportunidades que a los hombres nunca se les han negado. Recordemos que, aunque Platón inicialmente intentaba mostrar que la naturaleza de cada persona para realizar un trabajo no tenía que ver con el sexo (volvemos al ejemplo de los perros y las perras), después cayó en el argumento de la naturaleza de inferioridad de las mujeres y la superioridad de los hombres, un argumento que ha sido usado por los hombres durante la historia para subordinar a las mujeres y que Platón no busca contradecir. Annas evidentemente entendía que nada en el Libro V está planteado por la desigualdad entre mujeres y hombres porque Platón no considera que esa desigualdad sea injusta, por lo que las propuestas del Libro V no se relacionan con la justicia o la igualdad ni con los deseos o necesidades de las mujeres, simplemente es una descripción de la sociedad ideal y por eso mismo es que para Annas los argumentos del Libro V no son feministas.

Bibliografía: 

          Annas, J. E. (1976). Plato's Republic and Feminism. Philosophy, 51(197), 307-321. https://doi.org/10.1017/S0031819100019355

          Lesser, H. (1979). Plato's Feminism. Philosophy, 54(207), 113-117. Retrieved from http://www.jstor.org.ezproxy.uniandes.edu.co:8080/stable/3750199  

          Pomeroy, S. (1978). Plato and the Female Physician (Republic 454d2). The American Journal of Philology, 99(4), 496-500. doi:10.2307/293896

          Platón. La República. Editorial Gredos. Madrid. 1986.

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